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Con un criterio empresarial moderno y acertado, los pequeños talleres de Floridablanca fueron ampliándose, a la par que crecía el prestigio y la demanda de los coches Hispano-Suiza. A partir de 1906 los modelos 24, 40 y 60 HP, expuestos en los salones de Madrid, Paris y Londres llamaron poderosamente la atención de los entendidos, tanto por su técnica como por su impecable acabado. El espaldarazo definitivo para la marca llegó el septiembre de 1910, cuando sus pequeños autos de competición quedaron vencedores en los Grand Prix de Ostende y Boulogne. Eran las pruebas automovilísticas con más resonancia entre las que se celebraban por aquel entonces.Derivado de los coches triunfadores surgió el deportivo 15-45 HP, comercializado como Hispano "tipo Alfonso XIII" con permiso del rey de España, que ya era uno de los más firmes partidarios de la marca. | ||
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Este
modelo tuvo una importante repercusión entre los aficionados
de todo el mundo, por sus cualidades de potencia, ligereza y estabilidad
inusuales en aquel tiempo. En 1911, la fuerte demanda internacional decidió
a La Hispano-Suiza a instalar una fábrica sucursal en París,
mientras su actividad productiva de Barcelona se trasladaba a una nueva
factoría en la Sagrera, más grande y moderna.
Hay que tener en cuenta que la gama de fabricación en esa época ya abarcaba autobuses, camiones y motores marinos e industriales, además de automóviles. En el período anterior a la Gran Guerra, Birkigt experimentó técnicas muy avanzadas, como la sobrealimentación por medio de compresores, los motores multiválvulas o la distribución con árbol de levas en cabeza. El nombre Hispano-Suiza volvió a sonar triunfalmente en diversas competiciones, por mérito de un modelo husíforme y plateado que recibió el sobrenombre popular de "La sardina". Pero el mayor éxito en la historia de la gran marca española Regó ya en pleno conflicto mundia4 el año 1915, cuando Birkigt puso a punto su primer motor de aviación, que resultó un avance revolucionario.. |
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Los
espectaculares resultados de las pruebas lo revelaron muy superior a todo
lo conocido y atrajeron la atención de los gobiernos aliados.
Además de los fabricados por la Hispano-Suiza en Barcelona y París,
el famoso motor de aviación fue construido bajo licencia en las
principales factorías de Francia Inglaterra, Italia Norteamérica
y Japón. Al finalizar la contienda, más de 50.000 motores
Hispano habían sido fabricados e
impulsaban a la mayor parte de la flota aérea aliada. Entre aquellos aviones merece especial mención el Spad VII, considerado como el mejor caza de la Gran Guerra. El máximo as de la aviación francesa, René Fonk, que contaba en su haber 75 enemigos derribados, llegó a afirmar: "Desde la llegada del motor Hispano-Suiza, los aliados comenzamos a dominar en el aire y, gracias a él, pudimos mantener nuestro dominio". |
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