La
Hispano-Suiza es, sin lugar a dudas, la marca que más fama y prestigio
ha dado a la industria española más allá de nuestras
fronteras. Líder en tecnología automovilística y aeronáutica
durante más de un cuarto de siglo, particularmente en el periodo
comprendido entre las dos Guerras Mundiales, sus patentes fueron utilizadas
por empresas tan conocidas como Rolls-Royce, General Motors, Renault, Peugeot,
Delahaye, Wright Martin o Mitsubitshi entre muchas otras. |
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Mientras
los motores de aviación Hispano-Suiza batían los récords
de altura, velocidad y distancia, sus automóviles eran los más
apreciados por la elite mundial de esa época. Reyes, presidentes
de gobierno, aristócratas, grandes financieros, importantes empresarios,
artistas y famosos en general tenían a gala poseer un coche Hispano-Suiza.
Entre su selecta y variada clientela podemos citar, por ejemplo, al rey
de España Alfonso XIII, el rey Charol de Rumania, Gustavo V de Suecia,
el príncipe de Mónaco, los príncipes de Hóhenlohe,
el gran duque Dimitri de Rusia, el Sha de Persia, el presidente de Checoslovaquia
Thomas Masaryk, los presidentes de la II república española,
los maharajás de Alwar, de Kapurtala o de Mysore, lord Mountbatten,
la familia Rotschild, los Thyssen, los Vandervilt, los hermanos Michelín,
André Citroën, Edsel Ford, la "venus negra" Josefina Baker,
la "divina" Greta Garbo, Carlos Gardel, Pablo Picasso o Albert Einstein. |
Una
famosa revista francesa, "L'Illustration", comentaba en los años
veinte: "Los Hispano-Suiza no tienen necesidad de ser alabados. Si nos
complaciésemos en reconocer las diferentes categorías sociales
entre los automóviles, podríamos decir que representan a
la aristocracia". Aún hoy día, el nombre Hispano-Suiza se
pronuncia con respeto y devoción en todos los continentes. Los coches
de la gran marca española alcanzan cifras récord en las subastas
internacionales y existen, desde Norteamérica hasta Australia, asociaciones
o clubes dedicados a la conservación y disfrute de estas joyas mecánicas. |
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